Por dos minutos

El sábado pasado escuché por primera vez mi voz al aire. No lo había hecho antes porque no tenía informes correctos ni del día ni de la hora en que aparecería la cápsula, pero no sé si lo volvería a hacer, pues hay que esperar casi 30 minutos a que el conductor decida interrumpir su aburridísima entrevista para hacer la conexión con la reseña.
La frecuencia radial es 1350 am, XEQK, donde antes decían la hora. El nombre de la estación es algo así como Servicio ciudadano o comunitario; ya no recuerdo. El caso es que el programa, "De enlace en enlace", es malísimo, o por lo menos el que escuché este sábado. Se trataba de la inseguridad en la ciudad, y la invitada era una muchacha que repetía -con otras palabras- lo que decía el conductor, que en realidad era una bola de clichés -que si las mujeres corren más peligro que los hombres, porque hay quien puede perseguirlas, asaltarlas o hacerles una maldad; que si la vestimenta que usan es causa para que sean molestadas o asaltadas; que tienen derecho a usar faldas cortas y pantalones ajustados-y desvaríos -que ese tipo de personas (por no decir gays u homosexuales) no son los únicos culpables de que se propague el sida (aclarando que se refería al síndrome de inmunodeficiencia adquirida) -que duró una hora, sin llegar a una conclusión y sin ligar nada. Como quince minutos antes de que acabara, entró mi cápsula, una reseña sobre los Cuentos Reunidos de Clarice Lispector, que duró dos minutos, y que no tenía nada que ver con el tema ni el tono de lo que estaban hablando. Oí mi voz, noté cómo se notaba que se me estaba atorando la saliva mientras leía, pero no me reconocí. Una voz bella y rara, que no es la mía, hablando durante dos minutos de un poco de locura, violencia, suicidio, y menage a trois, en un programa en el que trataban de ponernos a salvo de todo eso ...y más.
Se me ocurre que puedo compartir aquí algunas de las reseñas que ya han salido y que no hemos escuchado, incluso las que salgan después y tampoco escuchemos.