viernes, noviembre 11, 2005

Luto en Radio Educación

Habrá quienes nunca han escuchado Radio Educación; habrá quienes no tengan idea de quién fue Emilio (en realidad ni siquiera quienes le escuchamos supimos bien quién era); habrá a quienes les de lo mismo que él se haya muerto, pues la gente se muere todos los días.
Sin embargo a mí me dolió la noticia y no la he asimilado del todo, sobre todo porque es uno de los recuerdos agradables de cuando era niña: a las seis de la mañana se levantaba mi mamá, y en lo que se iba a bañar nos dejaba el radio prendido para que nos fuéramos despertando, escuchando "De puntitas", uno de los tantos programas que él condujo. Luego, ya en el coche camino a la escuela lo seguíamos escuchando en el noticiero, y así cada mañana durante los seis años que estuve en la primaria.
Pero mi afición a escucharlo y escuchar diversos programas de la estación no acabó ahí; y se volvió un hábito encender el radio desde que me levantaba hasta que me iba a la escuela y luego al trabajo... La cálida voz de Emilio siempre daba los buenos días... En fin, esta es una de esas cosas que ni siquiera te detienes a imaginar que van a pasar algún día, hasta que pasan. Aunque descansa en paz, en realidad ha de seguir echando relajo desde allá; por eso desde acá yo le digo ¡Salud, buen Emilio!
Murió Emilio Ebergenyi, reconocida voz de la radio y la televisión cultural
Me gustaría que se me ubicara como un ''resonador social'', dijo en entrevista reciente
Sus restos serán cremados y sus cenizas esparcidas en el mar de Acapulco
PABLO ESPINOSA, FERNANDO CAMACHO Y ALEJANDRO GARCIA

El maestro Emilio Ebergengy trascendió ayer a las 11:30 horas, ''puntual como un programa de radio", según comentó su compañera, la también locutora Hilda Saray.
Sus restos mortales serán cremados y lanzados al mar de Acapulco, como fue su voluntad, así como el tener una vida digna hasta el último suspiro, decisión que también se encargaron de llevar a cabo sus hijos Ingrid y Víctor y su compañera, Hilda, quienes decidieron prescindir de todo medio artificial que prolongara ''una vida limitada" la noche del sábado pasado, luego de una operación de emergencia de la cual no se pudo recuperar.
Emilio Ebergengy ingresó al hospital ABC el sábado. Fue atendido por su médico de cabecera, el doctor Armando Kraus, y por el neurocirujano Roberto de Leo.
Luego del diagnóstico -edema subdural: una acumulación de sangre entre la corteza cerebral y el cráneo-, programaron una intervención quirúrgica de mediano riesgo para el lunes, pero la situación se complicó la noche del sábado, cuando tuvo un derrame cerebral masivo.
Consciente antes de entrar al quirófano, Hilda y Emilio bromearon: ''si me van a operar de la cabeza, al menos que no me extirpen el sentido del humor".
Así será recordado siempre uno de los protagonistas de la cultura mexicana del día a día. Emilio Ebergengy Matos, quien nació en la ciudad de México el 1º de septiembre de 1950 y durante más de tres décadas fue una de las voces más reconocidas y prestigiadas de la radio y televisión cultural del país, especialmente en Radio Educación, donde ya se prepara un homenaje en su memoria.
Por lo pronto, mañana sábado a partir de las 14 horas se realizará una ceremonia informal, pues también fue voluntad de Emilio prescindir de los velorios y los actos religiosos, a manera de despedida en Camino a Santa Teresa 1651, Jardines del Pedregal, cerca del Banco de Comercio Exterior.
Difícil, separarse del micrófono
En una entrevista realizada hace apenas unas semanas y sin saberlo nadie, Emilio vaticinó:
''A mí me sacan de Radio Educación con los tenis por delante. Es muy difícil separarse del micrófono. Cuando me dieron el premio por los 25 años de plaza federal en Radio Educación, me acordé mucho de Chucho Elizarrarás, quien me marcó mucho. Te puedo decir entonces que a mí me sacan con los tenis por delante."
La entrevista fue hecha por encargo de la Revista Tierra Adentro, para un número especial dedicado a la radio mexicana que aparecerá el 15 de diciembre. Le preguntó Alejandro García Vicente:
-¿Te consideras líder de opinión?
-No, en todo caso me interesaría que la gente me ubicara como un ''resonador social", eso es distinto. A mí no me interesa dictarle línea a la gente para que piense como yo. Más bien me interesa que lo que yo hago como locutor sea algo en que la gente se refleje porque es lo que nos pasa a todos. ''Comunicador" tampoco soy. Yo soy locutor, me gusta leer bien, me gusta leer correctamente, me gusta interpretar correctamente los textos, me gusta la entrevista, pero no en esta fiebre que se ha apoderado de los medios en México en las últimas décadas, en donde todo mundo tira de su ronco pecho cualquier cantidad de estupideces.
En medio de la consternación por la muerte repentina de quien es reconocido como la voz cultural de México y como uno de los actores más importantes de entre el amplio panorama de las artes escénicas de nuestro país, el testimonio de sus compañeros, colegas y el amplio público y amigos que lo tenemos en elevada estima, desgranaron la valía y la trascendencia de una vida consagrada al bien común, a la concordia social, a la alegría de la vida, al develamiento de sus misterios y el gozo, siempre el gozo, la ironía amable y la sonrisa plena.
Sus palabras: ''nos vemos, manito, un abrazo".

jueves, noviembre 10, 2005

Conociendo a los hermanos Quay

Instituto Benjamenta
Hermanos Quay, 1995

Alberto Chimal ya nos había contado de los hermanos Quay. Las imágenes de las que hablaba en aquel texto eran bastante sugerentes para una percepción como la nuestra, que no encuentra descanso al tratar de transformar situaciones o temas comunes aplicándoles cambios sutiles, casi imperceptibles, pero decisivos para quebrantar la línea recta de todo orden “incorruptible”.
Así, en lo que uno puede, dependiendo de las facultades y capacidades de cada cual para sobresalir del convencionalismo que asfixia a esta ciudad, vamos ejerciendo azotes o golpes secos contra alguna muralla invisible -pero tangible- como lo es la cotidianidad en la que nos sumergimos por inercia, y de la que luchamos por salir sea como sea.
-¿Y qué necesidad hay de transformar lo que uno mira, lo que uno toca, lo que huele, lo que está a su alrededor pero que no hay manera de controlar?, se preguntará el inclemente abogado defensor de la moda actual (en la pintura y literatura, sobre todo) que es imitar la realidad hasta sus últimas consecuencias.
-Pues la necesidad de participar en la deconstrucción de las imágenes, los conceptos, y la visibilidad cuadrada. La deconstrucción de todo aquello que debe ser para encontrar las múltiples formas en que puede ser-, contestaría yo en nombre de la mayoría de quienes conozco.
Así, es comprensible que la película Instituto Benjamenta de los hermanos Quay haya resultado tan inquietante, fascinante, y sobre todo motivante, para alguien como yo, que de por sí, ya con la mirada algo turbia busca detrás de lo visible para encontrar lo supra, lo alter, lo infra real en los resquicios del transcurso de cada día que, en apariencia y sólo en ciertos momentos, pueden ser los mismos que el anterior... pero no.

No entender, dejarse llevar

Una de las claves para disfrutar las películas que he visto en el último año es olvidar el recinto en que me encuentro y concentrar la mirada en las letras de los subtítulos y escuchar las palabras en el idioma original en que se dicen. Este disfrute consiste en encontrar el aspecto humano (ya sea la calidez, la frialdad, la tristeza, la amargura, la felicidad, la sorpresa) que matiza a las palabras o los enunciados para integrarse al personaje, para que el actor se construya a partir de un lenguaje que no le pertenece, que no le nace, sino que le es transferido después de aceptar su pura condición de personaje, de marioneta de carne y hueso obediente a toda instrucción de quien dirige sus actos, sus miradas, su tono de voz.
Conjugado lo anterior, las imágenes que dan vida a cada escena de la película y a su vez de la historia en conjunto llegan pero no invaden, se integran, pero no sobresalen a menos que ellas mismas -paisajes inabarcables, tomas intermitentes de un cuerpo o una ciudad, deslizamientos tan lentos como el andar de los caracoles a través de un cuarto o un callejón, etc.- se conviertan de momento en un personaje principal.
En el caso de la película de los hermanos Quay debo admitir sin vergüenza que entendí muy poco de lo que en ella se dijo, pues no había subtítulos y las intervenciones eran casi susurros; en muchas ocasiones hablaban para sí mismos. Sin embargo pude hilar algunas oraciones para “comprender” la historia y la particularidad del trío de personajes que, ahora que lo pienso, creo que son los únicos que hablan.
Pensarán tal vez que no entender los diálogos de una película es verla a medias o hacer como que se ve; pero sinceramente opino que no es el caso, incluso puedo aventurarme a adivinar que los directores lo planearon de manera tal que se viera, literalmente, la película.
Por ello es que los recursos visuales son tan atractivos y seductores, y no porque se trate de una superproducción con efectos especiales y toda la cosa; no, ni siquiera se trata de un filme a color. La estética remite indudablemente a la época surrealista pero sin escenas que forzadamente pretendieran ser surrealistas: el ambiente onírico logrado a través de luz blanquecina, nebulosa, o los umbrales hacia realidades paralelas que se hacen al dibujar un círculo-ventana en la pared, como hacía La pantera rosa para escapar de algún enemigo como las termitas o los mosquitos. También abunda la presencia (en cuanto a repetición de tomas y momentos clave) de las escaleras en espiral, interminables, o las que conducen hacia un resquicio sacado de Alicia en el país de las maravillas, al que se llega al atravesar una puerta pequeñísima y aspirar un polvo después de leer un papelito que indica cómo hacerlo. Enseguida aparece una encrucijada de tres puertas que entre otras cosas, da la bienvenida a lo fantástico cuando el personaje Jakob decide averiguar qué hay detrás de ellas.

El juego sadomasoquista
No estoy segura de quién sea el personaje principal o si vale la pena especificarlo; incluso el mismo edificio que alberga a este Instituto de Empleados Domésticos dirigido por los hermanos Benjamenta (de ahí el nombre de la cinta) podría disputarle la estelaridad a los personajes de carne y hueso. Sin embargo siento que la historia gira alrededor de Lisa Benjamenta y Jakob von Gunten, ya que somos testigos del cambio en la personalidad de ella que provoca la llegada de él, sobre todo la manera en que su porte sádico (el más clásico: vestido largo de mangas largas y cuello alto, chongo y fuete de pata de cabra en mano) va perdiendo fuerza y dominio hasta que algo poderoso e invisible le arrebata el fuete inseparable.
Por su parte, tanto Jakob como los otros residentes de la escuela interpretan el papel de masoquistas de la sociedad en cierta forma, pues están dispuestos a convertirse en los sirvientes perfectos y en la nulidad como persona que ello implica. El caso de Jakob es especial porque al parecer llega a la escuela buscando un refugio, por lo que nunca se adhiere a las normas y sólo se convierte en una presencia que perturba la uniformidad de hechos tan cotidianos como las clases en las que deben practicar para encontrar la mejor manera de humillarse ante los señores. Por si fuera poco, su condición de recién llegado le impulsa a recorrer los pasillos y en consecuencia los secretos que mantienen en pie la casa.

En fin, tal vez este descubrimiento cinematográfico y bibliográfico (pues no hay que olvidar que está basada en la novela Jakob von Gunten de Robert Walser) a estas alturas no sorprenda a la mayoría, pero para Mote y para mí fue un claro ejemplo de que lo esencial de la vida llega a las manos, a la vista o a los oídos cuando a uno le toca, no antes ni después; ya que teníamos la referencia de aquel texto de Chimal, pero en aquel momento no encontramos ni un video por ningún lado. Hoy, por fortuna llegó a nuestras manos, junto con Instituto Benjamenta, el trabajo de alguien que a su vez ha inspirado a los hermanos Quay: Svanmajer, cineasta y surrealista también.

miércoles, noviembre 09, 2005

El huracán también lo provocó

Quiero creer que alguno de ustedes se vio desconcertado al notar la ausencia de escritos en este espacio durante más de tres semanas. Ya sé que hablar en plural al dirigirme al lector es bastante inocente, pues de cierto sólo conozco a una persona que visita continuamente este blog, pero es mi amigo y podría creerse que eso es trampa. Sin embargo sí es válido dirigirme a tal lector en plural, pues si alguna vez alguien más que él lee lo que escribo y se anima a seguir la siguiente indicación que es entrar a su canciondeinvierno.blogspot.com, descubrirá que mi amigo -tal vez por eso, entre otras cosas lo es- padece de esquizofrenia.
Pues bien, les decía que estoy conciente del tiempo que ha pasado desde la última vez que hice alguna anotación aquí. Podría haber ido a un café-internet (sigo sin entender lo del café, porque en efecto fui una vez en esos días y no había cafetera o mínimo alguien que te ofreciera una tacita y que lo fuera a comprar a otro lugar), pero ¿gastar $20.00 por un servicio que puedo obtener gratis en el trabajo? Porque no voy a tardar 10 minutos en escribir lo que debo, y quien haya estado ahí sabrá que mínimo se pasa una hora como si nada, o sea $10.00, digamos que en este caso el "tiempo sí vale oro" mmm, o pesos -devaluados- mmm, o dinero, pues. Además yo estaba segura de que en cualquier momento la máquina iba a regresar a la normalidad después de hacer su berrinche y dejarme con la página en blanco y un montón de letritas negras para hacerme saber que no había conexión a internet... En ocasiones pude valerme de la configuración de red y por lo menos se abría alguna página, pero la cosa se complicaba cuando necesitaba poner la clave.
¿Y se imaginan por qué ocurrió todo este desajuste que terminó en caos por varios días para la mayoría de los que "laboramos" aquí? Pues por el huracán. Sí; lo más raro es que fue un día después de que ya había pasado por la península, y en teoría debía haberse terminado. Llovió terriblemente en la tarde y el aire fue tan potente que tumbó varios cables de por aquí, algunos de luz y otros de teléfono... ¡Ajá! Desde entonces hasta hoy pasábamos siete horas incomunicados e inventando cosas para no dejar que el fastidio se desencadenara y nos odiáramos unos a otros. En fin, muy bien sé que esto es una mera frivolidad comparado con el desastre apocalíptico que el huracán causó en los estados del sureste, y casi me avergüenzo de haberle dado tal importancia, pero así fue y punto.

Ahora bien, saben que no me gusta abandonarme a las frivolidades, así que durante ese tiempo en que no hubo conexión de ningún tipo también me llegaron noticias de conocidos que sí fueron literalmente devastados por el huracán (ya saben que las malas noticias siempre llegan más fácil y rápido). Y pues sí: casas destrozadas o inundadas, hambre, mucha enfermedad, desempleo. Es de esas veces que uno quiere sacar lo que tiene en sus ahorros y mandarlo, pero luego piensa un poco y se pregunta ¿quién va a ayudarme después para lo de la renta? Y pues no: uno no puede dárselas de ángel de la guarda de cientos de desafortunados.
Así que mientras yo me acongojaba viendo las fotos en el periódico, a Jorge, el papá de Mote, se le ocurrió la siguiente idea, que espero varios más que el lector esquizofrénico tomen en cuenta y se animen a participar:
1.) Se abrirá una convocatoria para artistas plásticos y visuales (pintores, escultores, dibujantes, grabadores, fotógrafos...) interesados en donar una o varias obras que se expondrán para ser vendidas al público asistente.
2.) El dinero obtenido se entregará íntegro a algún responsable que lo haga llegar a alguna de las comunidades más afectadas por el huracán. Se sabe que todas fueron afectadas terriblemente, pero seguro hay alguna o varias que no ha recibido ayuda.
3.) Por el momento se espera que la exposición se lleve a cabo en la casa de cultura Reyes Heroles de Coyoacán; al menos Alejandro Bichir, el director de la casa, ya accedió a que Rocío (mamá de Mote que trabaja ahí) la organice.

Es probable que surjan dudas sobre el paradero final del dinero que se obtenga en este evento; sin embargo pido su colaboración y confianza, ya que me consta que Rocío es suficientemente responsable y tan buena administradora que es capaz de ir hasta allá personalmente y verificar que todo se cumpla como debe ser.
Por el momento es todo lo que sabemos al respecto, agradezco desde ahora a quienes ya se hayan apuntado y les pido que estén al pendiente para que les avise la fecha y el lugar definitivos.