Claro, es muy fácil decir vamos, vamos, qué puede ser distinto, hemos ido a tantos conciertos en el zócalo y en CU, que ya sabemos cómo es la onda. ¡Ja! Pero nunca se nos ocurrió pensar que en verdad se trataría de un MASIVO, en el que la plaza de la constitución quedaría tan chica, y las calles aledañas se convertirían en remolinos de gente formando nudos de corrientes entrecruzadas. Nunca había sentido tanto miedo. Sentir que no hay piso, sino pies bajo mis pies, que no puedo mantener el equilibrio, que cientos de personas vienen atrás de mí empujándome con fuerza, que todos quieren salir y muchos otros quieren entrar, que unos van a la izquierda, otros a la derecha, que unos no entienden que por más que empujen no avanzamos, que sólo sacan el aire, que nos van a tirar y a caer encima... Y mientras el Café Tacuba feliz, festejando su 16 aniversario, cantando esas canciones cursis y suaves del nuevo disco que tanto detesto...
"Bueno, pensé, al menos no están tocando algo que lamente no haber escuchado". Porque nadie estaba escuchando; todos estábamos tratando de no caer, de no empujar tan fuerte a los de adelante, de salir de ahí, de respirar, de ayudar un poco a quienes ya no tenían aire, de no dejarnos golpear. Cuando logramos encontrar un caminito hacia una de las calles sentí un alivio que de pronto se convirtió en miedo de nuevo: se acercaba otra turba que quería entrar rápido. Al frente había dos policías que no decían nada, que no trataban de controlar nada, sólo volteaban de vez en cuando hacia atrás para comentarle a quien estuviera por ahí que se tenían que esperar a que saliera la gente. Cuando pasamos por ahí pude ver que los propios policías eran empujados violentamente hacia delante, por más que gritábamos que se esperaran, que dejaran pasar, que no empujaran, les valió, se empezaron a mover con fuerza dando codazos, y por poco volvemos a caer hacia los lados. Y eso que ya teníamos experiencia en estos asuntos. Pero ¿qué hay de las mamás que iban con sus chavitos, de las parejas que llevaban bebés de meses, de la señora con carriola, de los viejitos que quién sabe por qué decidieron cruzar por ahí, de aquel señor pequeñísimo que me recordó a Don Margarito, de las chavas flaquisímas que no tenían quién las cargara y les echara aire? Era obvio que no todos íbamos a escuchar, mucho nada más iban a echar bronca o desmadre, otros a ver qué agarraban en la confusión y tal vez otros nada más a ver cómo son los conciertos en el zócalo. He ido a muchos, pero nunca a uno del que quisiera salir después de media hora de haber empezado. De todas formas al final nos quedamos por ahí cerca, sin ver nada, sólo escuchando y bailando, viendo cómo pasaban las ambulancias, cómo los muchachos trataban de despertar a sus muchachas desmayadas, pero sobre todo, cómo los policías estaban ahí parados, bien formaditos y todo, sin hacer más que mirarse entre ellos y a la masa en movimiento, como si fuera una alberca de agua hirviendo a la que no se atreven a meter ni un pie. Lo que no entiendo es cómo de 170 000 personas entre tanto caos sólo hubo 200 heridos... Tampoco entiendo que quienes organizaron este concierto creyeran que tal vez se llenaría el zócalo y sería una gran fiesta. ¿Fingen que no saben que es el grupo de más convocatoria en esta ciudad, si no es que en todo el país? ¿Fingen que no saben que no sólo le gusta a nuestra generación de veintitantos casi treinta, sino a los chavitos de quince a veinte e incluso de menor edad que a fuerza tienen que ir con alguien más?
Si no me creen, aquí las notas del lunes 6 de junio, publicadas en La Jornada:
La mala organización del acto provocó 180 minutos de confusión tras el show
Aniversario de Café Tacvba en el Zócalo: de la fiesta al desorden
A las 23:30 horas, más de 170 mil personas luchaban por encontrar un medio de transporte
Los tumultos provocaron algunos enfrentamientos y roces con automovilistas en Eje Central
MARIANA NORANDI
Más de 170 mil personas se reunieron el sábado por la noche en el Zócalo capitalino para presenciar el concierto de Café Tacvba .Lo que en un principio parecía una fiesta más en el Zócalo la noche del sábado, por errores en la organización el concierto de Café Tacvba se convirtió en un verdadero caos.
Desde las seis de la mañana comenzaron a llegar grupos de jóvenes que querían ocupar las primeras filas frente al escenario, situado delante de la Catedral Metropolitana. Llegaban sin comida, con tan sólo unas botellas de agua para aguantar una larga y calurosa jornada, ya que el concierto estaba programado a las ocho y media de la noche. Y ahí aguantaron todo el día, mientras la explanada de la Plaza de la Constitución se iba llenando de gente, mayoritariamente jóvenes de entre 16 y 25 años.
Una hora antes de que comenzara el espectáculo, por las calles que acceden al Zócalo transitaban cientos de personas y los vagones del metro prácticamente se vaciaban en esa estación. El acceso al área de prensa, que se encuentra entre el escenario y la valla de contención, en un principio estuvo muy restringido y sólo podían acceder los medios acreditados, pero esta medida no tardó en violarse.
Afortunadamente la banda hizo su aparición a las 20:30 horas en punto y la gente comenzó a bailar. Ya, a esas alturas, se apreciaba que ese concierto no iba a ser igual que otros, había acudido mucha más gente, la temperatura no descendía y se veía poca seguridad para tanta multitud. El vocalista de los tacvbos, Zizou Yantra, hacía constantes alusiones al elevado nivel de convocatoria, obviamente, desde la alegría, la sorpresa y la satisfacción.
Continuaba avanzando el concierto y la gente no dejaba de llegar. Había personas en toda la explanada del Zócalo, detrás del escenario, por la calles de Francisco Madero, 16 de septiembre, 20 de noviembre, 5 de mayo así como en los balcones de los hoteles que dan a la plaza.
Tres horas de desorden
No tardó mucho para que la gente comenzara a mostrar síntomas de desvanecimiento, empujones y más de un enfrentamiento. El área de prensa estaba totalmente invadida por gente ajena a los medios que se les permitió entrar, autorización que fue aprovechada por gente del público para brincar la valla, unos por estar más cerca del escenario y otros por miedo al aplastamiento. Los elementos de seguridad continuaban pareciendo pocos, y ya se empezaban a escuchar las sirenas de las ambulancias.
A eso de las 23 horas se le entregó al grupo, en nombre del programa DFiesta del Gobierno del Distrito Federal, una placa de reconocimiento anunciándoles que Café Tacvba había batido récord de asistencia con más de 170 mil personas. Para los que estaban allí, la cifra parecía mayor.
Media hora después, los tacvbos finalizaron su concierto, y el caos se acentuó. El metro respetó su horario normal de cerrar a las 24:00 horas y la gente, algunos inclusive con niños, quería llegar a alguna de las estaciones cercanas (Zócalo, Allende, Hidalgo, Pino Suárez, Juárez...) pero la salida de la Plaza era muy lenta y la gente empezó a empujar creando, entre algunos, histeria y enfrentamientos. Hubo incluso, a quien se le ocurrió lanzar gas pimienta.
Entre empujones, la multitud salía por las calles aledañas que estaban cortadas, pensando que, al llegar al Eje Central, finalizaría el caos. Pero no, ahí comenzaba otro: el cúmulo de gente se unía al tránsito paralizado. Era la medianoche y los ríos de personas fluían por los alrededores y dicen que ya otros tantos cientos caminaban por avenida Tlalpan. Los coches tocaban las bocinas, la policía intentaba movilizar el tránsito y la gente luchaba por encontrar un transporte público.
A las 0:15, frente a la estación del metro Juárez, una señora informaba que el último convoy del Metro que había salido de Indios Verdes se encontraba detenido en ese lugar. Entonces, decenas de personas comenzaron a correr para poder abordarlo. En Bucareli y Reforma, una base de taxis tenía un larga lista de personas que no podía empezar a atender hasta la 1:45 horas porque sus unidades no tenían acceso al lugar. Los microbuses, con gente colgada de las puertas, estaban parados sobre Reforma y no faltó quien bajó de su auto parado para protestar.
A las 2 de la madrugada, tres horas después de que había acabado el concierto, el tráfico comenzó a fluir, lento, pero constante.
"Pinche corazonzote latiendo en medio del país'': Zizou
Tres horas de festejo de Café Tacvba con la chilanga banda
MARIANA NORANDI
Una asistente es atendida por elementos del Escuadón de Rescate y Urgencias Médicas FOTO Chava Rock
Café Tacvba celebró sus 16 años de formación en el Zócalo capitalino, ante un récord de asistencia de más de 170 mil personas. Este concierto, que duró tres horas, antecedió a una gira que el grupo iniciará por Estados Unidos en donde presentarán su más reciente producción, Cuatro caminos.
La banda, compuesta por el guitarrista Joselo, el bajista Quique, el baterista Luis Ledesma, el tecladista Meme del Real y el vocalista Zizou Yantra, comenzó a tocar puntual, a las 20:30 horas, con el tema No me preguntes por qué. mientras un juego de 24 pantallas sobre el escenario mostraba imágenes digitalizadas.
"Buenas noches, qué emoción. Los saludo con el corazón a cada uno de ustedes porque, esta noche, somos una hermosa masa que queremos que este mundo se componga" expresó el vocalista.
El espectáculo contó con varios invitados que subieron a tocar con los tacvbos, siendo los primeros Alvaro Henríquez, del grupo chileno Los Tres, y el jaranero Alejandro Flores, que interpretaron Tírate. El sonido fue impecable y temas como Eres o Ingrata lograron un coro multitudinario.
Los siguientes invitados fueron Sax y Roco, de La Maldita Vecindad, que interpretaron Pachuco poniendo a todos a bailar ska. Les siguió el Sr. González, ex Botellita de Jerez, que tocó las congas en la canción El ciclón. El vocalista, emocionado con la elevada concurrencia, dijo: "a mí no me gustan los eventos masivos, pero éste está muy chido. Pinche corazonzote latiendo en el medio del país".
Y subió el compositor Jaime López a cantar La chilanga banda, en la que expresó con simpatía: "nena, haz patria, ama a un chilango". Le siguió el guitarrista Lino Nava, de La Lupita, que tocó La chica banda.
"¿Les gustó el rock? pues ahora se van a chingar con un poco de world music" dijo Zizou, dando paso a Ever y El Queso, del grupo Quem, que subieron a tocar perimbau.
Media hora antes de que se acabara el concierto, un representante del Gobierno del Distrito Federal entregó a la banda una placa en reconocimiento de sus 16 años de trayectoria, gesto que el cantante agradeció y dijo: "gracias al Gobierno de la Ciudad de México, éste es el lugar de la banda, pero no nos los prestan, lo estamos tomando". Y llegaron los integrantes de Molotov, Tito y Miki, que tocaron El borrego, cantado por Memo del Real.
Luego, una voz entre el público expresó: "Zapaaata vive" y la gente respondió "La luuucha sigue", y volvió a decir: "Tacvvvba vive" y le volvieron a contestar "la luuucha sigue". Era la actriz Ofelia Medina que se encontraba entre el público.
El grupo finalizó, acompañado de Güilli, guitarrista de los desaparecidos Esquizitos, cantando una versión muy sabrosa de La última carcajada de la Cumbancha, de Agustín Lara.
Tras tres horas de concierto, la banda se despidió de su público dejando claro que se encuentra en un momento fructífero y que éste fue uno de sus mejores conciertos. Asimismo, los asistentes demostraron que los roqueros, al igual que cualquier otro tipo de público, se pueden reunir de manera masiva sin problemas, siempre y cuando la organización sea la adecuada. Lo cual, en esta ocasión, no fue así.
Esperemos no se satanicen las tocadas de rock: Balbi
La lectura que Juan de Dios Balbi, representante de Café Tacvba, le da a los eventos ocurridos en las inmediaciones del Zócalo, durante el concierto ofrecido el sábado pasado por la banda, donde resultaron 200 heridos según reporte de la Policía Sectorial del Distrito Federal: "Es lamentable lo que les pasó a las personas que resultaron heridas. Rubén, Emmanuel, Enrique, Joselo y yo lo sentimos mucho y les mandamos un abrazo, pero me sorprende mucho que La Jornada dedique sus ocho columnas sólo a un aspecto del concierto".
Balbi precisa: "Hasta en una tocada con 800 güeyes, en cualquier lugar, siempre hay alguien que sale lesionado, más en un concierto de 200 mil personas, siempre la gente se apretuja, se les baja la presión, algunos insolados, ¡desde el viernes por la noche comenzaron a llegar al Zócalo! Repito, es lamentable lo que les pasó a las heridos, pero me parece mal que no se haya hablado también de la reunión de 200 mil personas para divertirse y escuchar música... fue una fiesta".
Balbi continúa: "Tengo la impresión que las cosas de pronto si parecieron salirse de las manos, de pronto como que las vallas estaban comenzando a ceder; pero más allá de que si se rebasó la expectativa de asistencia o si la gente se saltó las rejas, el desarrollo del concierto fue increíble ".
El representante musical además precisó que: "Días antes me reuní con el encargado de seguridad del Centro Histórico y con gente de la Secretaría de Seguridad Púbica y de Vialidad; se diseñó un plan para ver a qué horas sucedían las cosas. Ahora nos sorprendió que hayan puesto estas vallas rompeolas que son para aligerar la inercia natural de los empujones de un concierto de estas características. Nosotros habíamos destinado dos espacios para las grúas que iban a grabar el concierto y otro resguardando los camerinos, pero los fanáticos los tomaron y ahí los dejamos. El cuerpo de seguridad que estaba ahí así lo decidió porque ya estaban perdidos esos espacios ".
Balbi hizo un llamado: "con este lamentable suceso no quisiera que se volvieran a satanizar los conciertos de rock y menos en el Zócalo, porque creo que es un lugar con mucha energía, como dijo Rubén el sábado: ´Brínquenle más y ahorita salen las pirámides´; es un lugar con mucha energía y creo que todos los géneros musicales y el arte, la danza, deben continuar presentándose ahí. Que el Zócalo siga siendo un lugar público, que la gente pueda disfrutarlo como lo ha hecho con Manu Chao, Tigres del Norte, Silvio Rodríguez".
Balbi finalizó: "Ni el más sofisticado equipo de seguridad es infalible para contener a un público enardecido; y con un tipo de público así es inevitable que sucedan este tipo de cosas".
Centro tomado
En un recorrido que hizo La Jornada después del recital de Café Tacvba, encontró que antros, cantinas y otros lugares de divertimento resultaron insuficientes para albergar a los miles de jóvenes, quienes tomaron las calles del Centro Histórico para convertirlas en el after show. Principalmente en grupos los jóvenes hacían fila en las tiendas para comprar cerveza, refrescos y agua para después sentarse en las aceras y comentar la actuación de Café Tacaba. Sobresalieron dos cosas: la tolerancia de los grupos policiales que no molestaron demasiado a los jóvenes y la impresionante carpeta serpenteante de envases vacíos que cubría las calles.
Ortega: seguirán conciertos de rock en el Zócalo
El Secretario de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, señaló que los incidentes del sábado pasado no llegaron a niveles de violencia y se debieron básicamente a empujones y apachurrones, y que aunque se presentaron algunos conatos de riña, éstos no pasaron a mayores y no hubo ninguna remisión.
Por su parte, el jefe de la policía capitalina, Joel Ortega, afirmó que fueron sólo 12 personas las que resultaron lesionadas y trasladadas a hospitales, mientras que las que requirieron atención médica por desmayos y malestares menores fueron 328 en total.
Reconoció que la convocatoria rebasó expectativas, al registrarse una asistencia de 170 mil seguidores del grupo. Descartó que el operativo policiaco, de más de mil 200 elementos, haya sido rebasado y afirmó que "no generó ningún grave problema, mayor al que han provocado otras manifestaciones" en el Zócalo.
Ortega Cuevas aseguró que de las personas que fueron trasladadas a hospitales ninguna se encuentra grave y pronto serán dadas de alta, como sucedió esa misma noche con Yessica Castellanos, de 18 años, quien fue la que tuvo mayores lesiones, pues se electrocutó y sufrió quemaduras de segundo y tercer grados; fue trasladada al hospital Vicente Leñero, de donde salió alrededor de las 23 horas.
También fueron hospitalizadas Xochitl Zúñiga, de 27 años, por una caída; Claudia Pozos, de 24; Olivia Montes, de 17, y Monserrat Torres, de 19 años, quienes fueron auxiliadas por personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina descartó que se dejen de hacer este tipo de espectáculos, ya que "los jóvenes requieren esos espacios. No es fácil controlar un espectáculo de esa magnitud, pero debemos demostrar a la ciudad y al país que se pueden ofrecer conciertos de rock en orden y con armonía''.
Hay que recordar que hace casi dos años, cuando el grupo presentó su álbum Cuatro caminos, en una firma de autógrafos en el Mix up de Zona Rosa, se presentó un incidente con los más de siete mil seguidores; la autoridad subestimó el poder de convocatoria del grupo al enviar sólo 10 elementos, hasta que la muchedumbre se descontroló y sólo pudo ser controlada cuando llegaron 90 elementos más.
Bertha T. Ramírez y Erika Duarte