lunes, marzo 25, 2013

Instantánea y asombro

Desde constelación pichincha 044Uno nunca sabe qué va a encontrar allá afuera cada vez que despierta.
Por eso me gusta recorrer la casa cada mañana: ir abriendo las cortinas y verificar que los micromundos siguen ahí, tal y como uno los dejó.
Creo que mi imagen favorita de mí misma es al despertar: los rasgos dislocados todavía, los rastros del sueño que podrían ser los mismos que los rastros de ventarrones, tormentas de arena, lodo cósmico, luces pegajosas de gusanos dimensionales. 


Desde constelación pichincha 043
Despertar y encontrarnos con esa sorpresa que ya bautizó Coleridge, pero que podemos nombrar de acuerdo a nuestro asombro instantáneo si atinamos a “saber mirarla” (la sorpresa).Moverse con esa lentitud, con esa imprecisión de sonámbulo diurno y tropezarse con las orillas que siempre están ahí, pero, por alguna extraña razón, olvidamos que quizá también se abandonan a la deriva de Oniria, y regresan, igual que nosotros, algo desorientadas: las orillas umbral, metereológica y metódicamente ubicadas por toda la casa.
Por otro lado, es curioso despertar y, al ir recuperando el lugar/los lugares que uno dejó la víspera anterior, notar que hay huecos, hay huellas a las que pertenecemos, en donde embonamos perfectamente. Pero no todo nuestro cuerpo, no: las manos sobre la pluma y el cuaderno; las pompas distribuidas sobre el banco rojo; una parte del pie izquierdo sobre el tapete y la otra sobre la madera del piso; una parte del pie derecho sobre uno de los soportes del banco y la otra parte al aire…



Y los ojos, los ojos son la parte del cuerpo más difícil de hacer embonar en el
espacio: los ojos son la huella, el hueco al que pertenece cada parte del cuerpo
etéreo del mundo.

Desde constelación pichincha 045

Color de encrucijada


Quitología para principiantes 030

Que ha llovido durante la madrugada -"toda la noche"-, ha dicho Marco. Pero aquí es difícil indagar, por el puro sonido, si lo que cae es agua, canto de mirlo, canto de pajarillos copetudos, o gorjeo de palomas y palomos a punto de engendrar.
Por cierto, cuando se disparan al unísono, los ladridos de las ocho camadas vecinas suenan a cántaros de agua golpeando techos, ventanas y suelos.
Por otra parte, es confuso delimitar Ocaso, Noche, Madrugada y Alba en este punto de la Tierra. Según explicaciones de la científica vox pópuli, se debe a que nos encontramos en el Paralelo CERO, en el mero ecuador del mundo. Entonces -no entiendo todavía por qué, exactamente- el sol da la vuelta al día de una forma en la que es imposible refractar la luz en la atmósfera, de tal manera que en estos cielos toda seña de color se reduce a Azul, Blanco-Neblina, Nublado-Gris-Soleado, Nublado-Gris-Tormenta, Neblina Pura, Azul-Negro y Negro.
Quitología para principiantes 022A eso se debe que uno no encuentre la luz del fin de la noche que da inicio a la madrugada, y menos aún el alba o el ocaso, por lo que, de haber llovido tanto durante la oscuridad del cielo, cabría sólo decir: llovió todo el tiempo que estuvimos dormidos antes de que llegara el humor blanco del día.