sábado, abril 05, 2008
La iniciación
Melusina pertenece a la tribu de las mujeres sin manos: sus vestidos tienen mangas largas y acampanadas que cubren las prótesis. Cuando cantan, emiten aullidos con los que hipnotizan a los animales salvajes hasta hacerlos caer en trance para que los hombres del pueblo puedan atraparlos y llevarlos vivos a sus casas. Ahí, las mujeres se alimentan de la carne y sangre crudas mientras los animales están vivos. Los cantos también sirven para que las madres adormilen a sus hijas y las preparen para alimentar a los peces dedófagos, mascotas favoritas de las niñas de la tribu, quienes se inician en los abismos del placer al sumergir sus manitas tiernas en los estanques repletos de estos escamosos animales que arrancan pedazo a pedazo la carne y los huesos infantiles, tan fáciles de digerir. Las niñas sonríen exaltadas al mirar cómo brota la sangre y se diluye en el agua a cada mordida. Melusina también sonríe. Es su primera visita al estanque, y por última vez, y con desprecio, mira sus diez dedos a través del líquido que empieza a teñirse de rojo.
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