jueves, junio 03, 2010
Iluminata fortuna
No se sabe nunca la verdad que separa al destino del instante. Es la música terrible del canto sobrehumano y el cuerpo al destazarse sobre un arrecife de minerales cristalizados. Es la luz que se reconoce a sí misma en la oscuridad y que soborna a la madrugada para hacerla retroceder hacia la noche. Es la sintonía irreversible entre cintas magnéticas y vibraciones de seres electroacústicos que brotan de las paredes crecidas al borde de las avenidas. Es la calle atravesada por marabuntas de cucarachas mutiladas por nuestra hija; quien ahora en vez de devorarlas sólo les arranca algunas cáscaras del lomo, algunas patas y un pedazo del vientre y las deja ir así, en busca de un refugio en el que, inservibles ya, serán alimento de sus compañeras. No hay duda: el destino es el instante.
Dibujo: Rodrigo Ambriz
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