martes, julio 05, 2005

¿Y la relatividad del tiempo?

Antes que otra cosa un saludo y una disculpa por tardarme tanto en volver al blog. No puedo entender lo que voy a decir, pero ¡no he tenido tiempo! He ido a distintos lugares y han ocurrido cosas que según yo mencionaría aquí, pero se me va el tiempo de las manos, de la cabeza, de todo el cuerpo... No creí, cuando empezamos con lo del proyecto del Diccionario, que sería tan absorbente como ha sido estos días. Sucede que no contábamos con que las fichas de los autores irían apareciendo primero en la página de intenet del CNIPL, y tampoco contábamos con que habría tantos problemas con el formato; tantos, que tenemos que ir cambiando una por una según se van necesitando. Y luego, lo de las reseñas y la desorganización de las productoras, que si hoy sí, que mejor no, que pasado mañana... Trato de no ponerme histérica, pero a veces ni el café me salva. Ah! porque también fue lo de juntar el material para solicitar por tercera vez consecutiva, la beca de la fundación, y la fecha límite me agarró de sorpresa.
Por otro lado, ya no sé de dónde sacar buenos ánimos para alivianar a tanto amigo deprimido que tengo últimamente. ¿Qué, se habrá soltado la epidemia de tristeza en la ciudad que cantaba Sabina? No sé, pero entre deprimidos, angustiados, desesperados y desaparecidos, sólo espero no contagiarme y entonces sí, a ver quién me levanta.
Una de las cosas que ocurrió en estos días, fue una inauguración de expo-colectiva en la que participamos Mote y yo, en el Café de la Selva que está sobre Gabriel Mancera junto a una iglesia famosa. Sé que debí anunciarlo con tiempo para invitar al lector, pero no tuve oportunidad. ¡Es que es absurdo, ocupar la computadora todo el día y no tener chance de apretar el botón de conectarse a internet! Apenas pude conectar los dos avisos que aparecieron en La Jornada, y eso porque me adelanté a la hora en que llegan todos. De hecho, ahora que lo pienso, faltaron otras notas que después aparecieron publicadas al respecto, pero bueno, tampoco se trata de convertir este blog en el apéndice del periódico; es más, Ana, una chava que recién conocí, me decía que son demasiado largas las notas, que mejor ponga el enlace, pero le expliqué que yo no sé nada de enlaces, y que además, el chiste es ponerlo al momento ante los ojos del lector, como si él y yo lo leyéramos juntos al mismo tiempo. También me decía que eso de plantear una actitud política no va con el blog, porque sería mejor enfocarlo nada más a la literatura; sin embargo, le digo que la idea es poner, como en una carpeta de papel, los recortes o apuntes o dibujos de las cosas que van pasando cotidianamente y que son parte de uno o que de alguna forma mueven, sorprenden, abruman, molestan, atraen, tan fuerte, que se vuelven parte de uno. Ella me miraba con un gesto raro, y por eso le dije, "bueno, ¿y por qué no haces tú uno que sólo sea de un tema que más te guste?" Y nada más se ríe y me dice: "Porque sólo soy adicta al café y al alcohol, pero nunca al internet". Y que se carcajea como loca.
Bueno, entonces, si algún otro lector cree que son excesivas mis notas a pie de página, que me lo haga saber y las editaré de tal forma que sus ojos no sufran con tanta abundancia de letras.

De la expo en La Selva

No lo saben muchos, pero Mote y yo fuimos parte de un colectivo con un nombre medio medio, que no me convence pero que ya existía cuando nos integraron a él: Parodia de vivos.
Durante algunos años organizamos y participamos en distintos eventos, casi siempre multidisciplinarios, donde hubo tocadas, exposición de pintura, escultura y a veces performance e instalación; últimamente agregamos las lecturas de cuento y poesía.
Sin embargo, como nuestras formas de trabajar y de entender lo de la responsabilidad han sido distintas, hemos tenido algunos problemillas en la organización y distribución de los gastos, por lo que Mote y yo decidimos que este sábado fue nuestra última participación con ellos. Pensamos que es muy comodino de parte de algunos mandar la obra, no presentarse el día de la inauguración y no colaborar para comprar lo que siempre se ofrece a los invitados. Además, ya era molesto que algunos llevaban tres o más veces seguidas los mismos trabajos, y otras cuestiones que en realidad ni vale la pena mencionar. Bueno, hay otra razón por la que decidimos salir de ahí, y esa sí la menciono porque hasta da risa: Llegó un tipo que dijo ser el presidente de la Fundación Madrazo, acompañado de un yupi que no recuerdo qué cargo tenía, pero que era hijo de no sé qué diputado. Y que se suelta hablando el cuate ese, proponiéndonos organizar una exposición en su fundación o en el auditorio ¡del PRI! No, pues, que ya ni sabíamos cómo cortarnos, y él, muy emocionado tratando de convencernos diciendo que iba a ir la prensa, y que podía invitar a muchos diputados, y que seríamos el foco de atención en todos los medios, y bla, bla bla. El Mote de plano se enojó y me jaló de la mesa para decirme que ni madres, no vamos a ser parte de ninguna propaganda de ningún partido. Pero mientras me decía eso, -cosa en la que yo estaba de acuerdo, pero no sabía cómo decírsela no tan groseramente (porque aunque me está costando trabajo, estoy reformando mis maneras y costumbres para convivir mejor con los que me rodean) al pelón ese- uno de los del colectivo aceptó. Y ahí se acabó definitivamente nuestra participación en la historia de esa, ahora sí, Parodia de vivos.
La exposición, como siempre, fue desigual. Aunque una de nuestras propuestas era no ser lineales ni uniformes, la exageración tampoco era el objetivo. No debería ser así, pero por desgracia admito que por lo menos la mitad del trabajo no alcanza la calidad que esperábamos mostrar, ni tiene una cualidad que nos caracterice como colectivo; digamos, no aparece algún rasgo que denote que teníamos algo en común, y sí parece que éramos una bola de chavos que nunca discutimos por dónde iba a ir la cosa.
Si a alguien que lea esto le da curiosidad ir a ver, tal vez por puro morbo, puede hacerlo antes de que se acabe el mes, es más, parece que sólo estará dos semanas ahí. También puede que haya alguno que piense que exagero y hasta se interese en adquirir alguna de las obras. Previendo ello, pusimos los datos de contacto en las cédulas.

1 comentario:

Silencio dijo...

Ouch, yo leo blogs cada dos horas, inclusive en la madrugada, solo estoy desconectado unas 5 horas al día, todo el tiempo estoy viendo como a cambiado la acumulación de datos.